Apéndice 3A

Consejos y Preguntas para Consejeros

Consejos
         Como Junta, nosotros aceptamos un grado de responsabilidad y de preocupación uno por el otro. No nos gustaría alejarnos de aquéllos de los nuestros que nos necesiten.
         Como Consejeros deseamos asegurarnos que cada miembro de nuestra comunidad pueda conseguir el cuidado y el interés de la Junta. Las formas útiles para dar ayuda variarán necesariamente de una situación a otra. Cuando ofrecemos ayuda, nos esforzamos para ser sensibles a la condición espiritual, emocional y material de cada uno de nosotros, a la necesidad individual de mantener nuestra dignidad personal, así como a la protección de nuestra privacidad.
         Los Consejeros no deberán actuar, más allá de su competencia o más allá de los límites de su propia responsabilidad. Un discernimiento claro de la propia responsabilidad viene cuando el impulso de cuidar surge del corazón de la compasión y cuando la gente es encomendada firmemente a la Luz.
         Nuestros sentimientos y nuestras motivaciones necesariamente influyen en nuestras decisiones y discusiones acerca de individuos. Necesitamos estar especialmente alertas de nuestros sentimientos acerca de una persona y de que estos puedan superar nuestra habilidad de discernir la voluntad de Dios. Debemos orar para mantenernos alerta y, tal y como es necesario en nuestras Juntas, permanecer en silencio.

Preguntas
         ¿Haremos un esfuerzo para asegurarnos que se mantenga el contacto con toda la comunidad de la Junta? ¿Dejamos ver claramente que estamos disponibles para ofrecer apoyo – espiritual, emocional, y material? ¿Se alienta a todos a buscar y a aceptar el apoyo de la Junta?
         ¿Nos preocupamos para que cada miembro de nuestra comunidad se mantenga en un estado de alerta sensible, con respecto a la dignidad personal y a la privacidad? ¿Somos mutuamente cuidadosos con los sentimientos de todos? ¿Mantenemos la confidencialidad, evitamos murmuraciones y nos abstenemos de intercambiar información innecesaria e inapropiada?
         ¿Al ofrecer cuidado pastoral, nos mantenemos cada uno atentos a nuestras propias necesidades y motivaciones y al efecto que éstas puedan tener sobre nuestra forma de proporcionar cuidados? ¿Somos cuidadosos al distinguir los sentimientos personales acerca de los individuos – positivos o negativos – de nuestra responsabilidad de tenerlos bajo nuestro cuidado? ¿Al esforzarnos para ayudar a otros, buscamos al Espíritu a través de la oración y el silencio?
         ¿Somos sensibles en cuanto a los límites de nuestras capacidades?
         ¿Al dar nuestros cuidados, encomendamos firmemente a aquéllos a quienes damos ministerio, a Dios? ¿Como Consejeros, nos hacemos mutuamente responsables con respecto al espíritu de estos cuestionamientos?

[Adaptado de un material desarrollado por la Junta de Strawberry Creek].