Una Breve Historia

         La membresía regularmente registrada como nosotros la tenemos, no fue una característica de las primeras Juntas de Amigos; sin embargo, una membresía reconocida existía. En sus primeros años, la Sociedad era un movimiento radical y carismático, muy en conflicto con los grupos civiles y religiosos de sus días. Debido a que los riesgos de ingresar al movimiento involucraban el rechazo de la sociedad contemporánea, encarcelamiento, abuso físico y ruina económica, sólo individuos profundamente convencidos y comprometidos estaban dispuestos a enfrentar las consecuencias de ser considerados Amigos. No eran necesarias listas formales porque los Amigos estaban bien al tanto uno del otro y de lo que pasaba con las vidas de los demás. La palabra «miembro» aparece en la correspondencia de los primeros Amigos y las listas de aquéllos «sufriendo por la causa de la Verdad» fueron producidas desde los comienzos, sin embargo, la membresía formal no fue establecida sino hasta 1737.
         Aunque no había membresía formal, el comportamiento fanático y la irresponsabilidad espiritual condujeron al desconocimiento. Aquéllos quienes representaban mal al grupo de palabra o de hecho, eran sin embargo bienvenidos en la adoración y en la confraternidad, pero no se les permitía participar en las decisiones de la Junta. Así, la diferencia entre una comunidad activa de fe compartida y una estructura institucional en evolución, fue tácitamente reconocida en la primera historia cuáquera.