La Comunidad

        Los testimonios de los Amigos sobre integridad, unidad, igualdad, sencillez y paz se unen en nuestro testimonio sobre la comunidad, lo cual nos llama a mantener buenas relaciones de cuidado mutuo con todos. En el mundo interconectado de hoy, la supervivencia humana depende más que nunca de entender y traer a la realidad la verdad de nuestra experiencia corporativa, del interés y apoyo mutuos, de nutrir nuestras relaciones uno con el otro, con la sociedad y con el medio ambiente como un todo.

Necesitamos encontrar el valor para afirmarnos y para actuar en la esperanza, aun cuando ésta pueda parecer ingenua, de que la comunidad puede ser lograda, porque sólo actuando con la esperanza de que «así sea» podremos crear un futuro aceptable para la habitación humana … La Comunidad significa algo más que sólo el consuelo de las almas, significa y siempre ha significado, la supervivencia de las especies …

PARKER PALMER,
A PLACE CALLED COMMUNITY,
PENDLE HILL PAMPHLET 212, 1977

         Sin interés ni cuidado mutuos, sin la confianza que procede de la observancia de las expectativas de nosotros y de los demás, desarrolladas y sostenidas con el paso del tiempo, sin compromiso con una búsqueda colectiva por la unidad alrededor de aquello de lo Divino que cada uno de nosotros comparte, hay separación, y la separación es la raíz del conflicto. La comunidad es el fundamento necesario para la justicia social y para la paz. Al vivir nosotros en una comunidad la cual está comprometida en honrar a aquello de Dios en todos, estamos, como individuos, fortalecidos en el trabajo para el cual hemos sido llamados.
         El exhorto cuáquero de «conocerse uno al otro en aquello que es eterno», es un llamado al conocimiento mutuo mediante el cual nos vemos afectados y somos sensibles mutuamente. Nosotros llegamos a conocernos unos a los otros cuando buscamos nuestra Verdad conducida por el Espíritu, nuestro sentido compartido del bien común, dentro del cual descubrimos quienes somos y donde cada uno de nosotros encajamos dentro de un esquema más amplio de las cosas. Nosotros vemos y hablamos desde aquello de Dios en nosotros mismos a aquello de Dios en todos los otros cuando descubrimos y confirmamos nuestros fundamentos y nuestro bien comunes. Nosotros vemos el mandato de Jesús de amarse los unos a los otros, como un mandato a estar en la comunidad. Nosotros testimoniamos contra todos los llamados al divisionismo.
         Dentro de la comunidad espiritual de los Amigos, la búsqueda colectiva por la Verdad que emprendemos en la Reunión para Adoración, es el fundamento para la comunidad bienamada a la cual los Amigos aspiran. Reunidos juntos en la Luz, el trabajo de la comunidad involucra una búsqueda empática por el Divino dentro de uno mismo y en otros. Esto nutre nuestro testimonio al mundo.

El amor, la confianza, la camaradería y el desinterés por uno mismo son mediatizados hacia nosotros a través de nuestra interdependencia. Así como no podríamos vivir físicamente uno sin el otro, no podemos vivir espiritualmente en aislamiento. Nosotros somos individualmente libres pero también comunalmente ligados. Nosotros no podemos actuar sin afectar a otros y los otros no pueden actuar sin afectarnos. Nosotros nos conocemos a nosotros mismos tal y como nos vemos reflejados en los rostros, las acciones y actitudes de los demás.

JANET SCOTT, WHAT CANST THOU SAY?
SWARTHMORE LECTURE
FRIENDS HOME SERVICE, 1980, PP.41-42

         El espíritu llama a los Amigos a reconocer su relación de unos con otros y con toda la creación. Este entendimiento nos refuerza en nuestro ministerio entre nosotros y hacia la comunidad más amplia, para poner a prueba los llamados individuales y para testimoniar la Verdad tal como nos es revelada.
         Vivir por la fe no es un asunto privado sino que nos llama al exterior, hacia las necesidades de la comunidad en toda su extensión. El Espíritu que nosotros seguimos está presente en cada ser humano individual. Para ser sinceros con ese Espíritu, debemos reconocer y nutrir el valor espiritual de todas las personas, especialmente de aquéllas quienes han sido devaluadas o excluidas. Al seguir juntos los llamados del Espíritu, esperamos superar las causas del racismo, del sexismo, de la homofobia y del descuido o la falta de respeto a los niños, a los pobres y a los socialmente marginados en el mundo y en nosotros mismos.