Introducción

        Las prácticas religiosas de los Amigos están fundamentadas en la comunión directa con Dios y en la convicción de que la Luz Divina es accesible a cada persona; aún así es una Luz, una Verdad. Nosotros esperamos con nuestras mentes y nuestros corazones abiertos a lo Divino para que la Verdad sea conocida entre nosotros.
        Nuestra búsqueda en comunidad por la palabra de Dios es el corazón de la Reunión Cuáquera para la Adoración. Nosotros creemos que Dios, la Luz, la Verdad, son parte de nuestro ser. Nosotros decimos «Hay aquello de Dios en cada persona». La Verdad nos es continuamente revelada, frecuentemente a través de una experiencia mística de profunda comunicación con Dios. Nosotros aprendemos a reconocer la Verdad mediante la experiencia.
        Nosotros trabajamos para desarrollar una relación entre el individuo y la comunidad, lo que permite que la inspiración y la Guía sean puestos a prueba dentro de la Reunión. En esta unidad los Amigos encuentran orden y paz al reconciliar la inspiración individual y la sabiduría de la comunidad, capacitándonos para escoger los cursos correctos de acción.
        Al revelarse Dios ante nosotros individualmente y ante la comunidad, nosotros somos guiados hacia el orden correcto de nuestras vidas. Todas las prácticas de los Amigos fluyen de esta fe en la Verdad revelada; nuestra preocupación por los demás, nuestras estructuras y procesos de Gobierno, nuestros testimonios y evidencias al mundo entero.
        A través de la experiencia personal de cada buscador viene la Luz necesaria para su Guía. El Ministerio vocal en una reunión de Amigos surge de la relación directa entre el individuo y lo Divino. La Verdad es puesta a prueba no por el grado en que ésta se conforma al dogma, sino por su poder para transformar nuestras vidas y las vidas de los otros.

No es por la fuerza de los argumentos, ni por un discurso particular de cada doctrina, ni por el convencimiento de mi entendimiento que yo he llegado a recibir y a ser testigo de la Verdad, sino por haber sido secretamente alcanzado por la Vida, porque cuando yo entré a las asambleas silentes de la gente de Dios, yo sentí un poder secreto entre ellos, el cual tocó mi corazón y cuando me rendí a ese poder, encontré que lo maligno dentro de mí se debilitaba y que lo bueno aumentaba y así quedé entretejido y unido a ellos, anhelando más y más después del aumento de este poder y vida donde yo me sentía perfectamente redimido.

ROBERT BARCLAY
APOLOGY 1676, 11:7