La Sencillez

        La sencillez es el ordenamiento correcto de nuestras vidas, colocando a Dios en el centro. Cuando nosotros nos desprendemos de las posesiones, de las actividades o de las conductas que nos distraen de ese centro, podemos enfocarnos en lo que es importante. La sencillez no significa negar los placeres de la vida sino estar abiertos a los llamados del Espíritu. Nosotros, los Amigos, buscamos tomar no más que nuestra porción y mostrar sensibilidad a las necesidades de los demás, especialmente de las futuras generaciones.
         Los primeros Amigos creían que los rituales y las ceremonias elaboradas de la iglesia eran distracciones de la verdadera experiencia religiosa. Buscando enfatizar la sustancia sobre la forma, ellos se reunían para culto sencillamente en silencio. Hasta hoy en día los Amigos en Juntas no – programadas, realizan su culto sin sacramentos.
         Mantener una vida sencilla requiere disciplina y estar resueltos a evitar perderse en las distracciones mundanas o emprender demasiadas actividades, aun al servicio de buenas causas. Cuando los Amigos realmente practican la sencillez, sus vidas y sus hogares están en orden y ellos encuentran tiempo para la oración y para el servicio.
         En el pasado, y en su preocupación por evitar la frivolidad, los Amigos devaluaban al arte y a la música. Amigos posteriores reconocieron que el arte y la música pueden enriquecer la vida en la Luz. La sencillez no debe vincularse con la escasez ni con la crudeza. Una interpretación sencilla al hablar, al escribir o cualquier cosa que hagamos, a menudo aumenta el valor de lo que es genuino y desenmascara lo que no lo es.

La sencillez, cuando elimina detalles estorbosos, logra la belleza en la música, en el arte y en el vivir. Aclara la fuente de la vida y permite a la más completa alegría y al júbilo, burbujear hacia arriba; limpia las ventanas de la vida y hace radiante al goce. Requiere que se eviten las costumbres y convencionalismos sociales artificiales o dañinos, pero abre una amplia puerta al cultivo y a la expresión de toda cordialidad, benevolencia y amistad. Este tipo de sencillez acaba con los obstáculos y atenúa las tensiones. En su presencia todo puede estar tranquilo.

JUNTA ANUAL DE FILADELFIA
FAITH & PRACTICE, 1961, pp. 22-24