Hacia un Testimonio de Armonía con La Naturaleza

        Varios de los primeros Cuáqueros escribieron acerca de su comprensión mística de nuestra armonía con toda la creación, y muchos Amigos se han propuesto a sí mismos para ser cuidadores responsables de la naturaleza, tomando poco y usándolo sabiamente. Ahora nos encontramos a nosotros mismos llamados hacia un nuevo testimonio. Debemos ser testigos de la crisis planetaria de nuestros tiempos y del papel que dentro de esta crisis, debemos representar. Ya no podemos ignorar el daño hecho a los frágiles sistemas biológicos.
         Nosotros sabemos que nuestro poder como seres humanos para alterar la naturaleza para bien o para mal, nos hace responsables en una forma que es diferente respecto a otras criaturas. Nuestra forma de vivir necesita un cambio profundo y nosotros que somos afluentes, debemos moderar nuestras demandas.
         Al mismo tiempo no podemos ser indiferentes al mundo moderno. Aún cuando nosotros como individuos intentamos vivir con sencillez, dependemos casi totalmente de la sociedad que causa la destrucción que aborrecemos. No podemos simplemente abandonar todos sus beneficios.
         Los Amigos no buscamos aquello que nos impulsa al predominio de la naturaleza sino a cuidarla y a estar en unidad con ella. Esto requiere de una comprensión de nosotros mismos más profunda si deseamos la continuidad con la naturaleza. Los Amigos no buscan dominar a la naturaleza sino vivir en armonía con ella. Esto requiere también de una comprensión a fondo de los patrones fundamentales de organización y de interacción que gobiernan al planeta. Nuestra tarea es dirigir nuestra mirada hacia la Luz en busca de una guía acerca del significado de estos patrones para los seres humanos y para entender los valores y conductas que nos conducirán a estar en armonía con ellos.
         Cultivar una conciencia más profunda respecto a nuestros lazos con toda la Creación, nos permite vivir nuestras vidas más plenas en el Espíritu. Cada persona, animal y cualquier otra entidad, tiene su propia realidad asombrosa, su propia autenticidad. Tal conciencia nos trae gran júbilo, nos recuerda de lo sagrado en todo lo de la naturaleza, nos lleva hacia una mayor claridad y aceptación de nosotros mismos como criaturas de la Fuente de la Vida y nos ayuda a evitar las trampas de las ocupaciones excesivas y de los esfuerzos indebidos por las cosas materiales. Cuando buscamos vivir en la conciencia de estos lazos, nos volvemos más sensibles a las consecuencias de nuestras palabras, de nuestros hechos y de nuestras actitudes y entramos a una relación más profunda y más jubilosa con el Divino. Llamamos la atención de los Amigos en forma individual y corporativa, para vivir en una relación más amorosa con la Tierra y con todos sus habitantes. Podemos ser conducidos a transformar nuestro entendimiento, nuestros corazones y nuestras vidas.