La Reunión para Acuerdos

(Nota: Esta sección contempla las raíces místicas del proceso de acuerdos cuáquero. Un tratamiento detallado del procedimiento se encuentra en la Parte V, Proceso de los Amigos para tomar decisiones.)

El ser ordenados viene de estar juntos … proceder en la sabiduría de Dios, no en las formas del mundo … no decidir los asuntos por el voto mayor … [sino mediante] convenir juntos como un hombre en el espíritu de la verdad e igualdad y por la autoridad que de ahí emana.

EDWARD BURROUGH, 1662
JUNTA ANUAL BRITÁNICA,
QUAKER FAITH & PRACTICE, 1995, 2.87

        Hay poca información sobre como la práctica única de los Amigos para conducir Reuniones para Acuerdos ha evolucionado, pero no puede haber duda de que ésta deriva directamente de la fe de los Amigos. La práctica es guiada por tres creencias centrales: que hay aquello de Dios en cada persona, que cada uno puede experimentar aquello del Dios interior y que la guía divina conducirá a la concepción de una verdad única y compartida.
         A partir de estas creencias, fácilmente concluimos que una Reunión de Acuerdos de los Amigos, es una Reunión para Adoración en la cual los asuntos se conducen mediante la búsqueda de la voluntad de Dios en las decisiones que habrán de tomarse. La adoración silente con la cual la Reunión para Acuerdos abre y cierra, une a los individuos con el Espíritu. Esto los mueve a ser sensibles y a afianzarse en el Amor que une a la Reunión.
         Cualquiera puede pedir silencio durante el curso de una reunión: cuando la solución a un asunto presenta dificultades, cuando hay necesidad de reflexionar sobre lo que ha sido dicho, o regresar la Reunión a un espíritu de reverencia silenciosa. Una llamada al silencio es siempre una llamada para adoración, para enfocarnos en la guía del Espíritu, para escuchar con un corazón amante y abierto. Como en otras Reuniones para Adoración, los Amigos pueden sentirse llevados a hablar a partir del silencio sobre el asunto que estén tratando.
         Los Amigos se esfuerzan en la observancia de una disciplina respecto a hablar en forma sencilla, de expresarse ellos mismos en forma llana y directa. Esta disciplina se extiende a no interrumpir ni a interponer comentarios. El comentario ocasional «Este Amigo habla a mi condición» muestra apoyo para un punto de vista. Los Amigos mantienen orden y aseguran una participación total esperando a ser reconocidos por el Secretario (Clerk) y usualmente poniéndose de pie para hablar, dirigiendo todos los comentarios al Secretario y a ningún otro.
         A pesar de que los Amigos estudian y discuten los asuntos previamente, ellos no deben llegar a la Reunión para Acuerdos con las decisiones ya tomadas. Buscando ser reverentes con aquello de Dios en ellos mismos y en otros, los Amigos deberán ofrecer sus perspectivas personales y evitar tomar posiciones fijas y opuestas.
         Los Amigos ponen una atención cuidadosa a todas las expresiones que buscan la Verdad detrás de las palabras, a sabiendas que ésta puede llegar de lugares inesperados. Sin embargo, la voz de un Amigo con experiencia es a menudo especialmente valiosa proporcionando sabiduría a las necesidades de la reunión.
         La escucha es el centro mismo de la fe y práctica de los Amigos. Al escuchar lo Divino en nosotros mismos y en cada uno de los demás, los Amigos están mejor preparados para encontrar la voluntad de Dios. Los Amigos no deben escuchar el argumento más convincente, sino que deben buscar una mayor comprensión a lo cual cada uno contribuye y a lo cual cada uno debe convenir. Un sentido de la Reunión evoluciona a partir de la interacción de todas las contribuciones y de la guía experta del Secretario (Clerk). Cuando la unidad es lograda, el resultado es profundamente satisfactorio. Este produce un sentido de rectitud en la decisión y un enlace de amor entre los miembros.
         Los Amigos no votan ni actúan de acuerdo al deseo de la mayoría. En la experiencia cuáquera, es posible que todos queden unidos en una decisión, aun cuando algunos guarden alguna reserva. Una Reunión unida no es necesariamente de una sola opinión, pero es toda de un solo corazón.
         La Unidad requiere participación activa cuando hay división sobre un asunto, es especialmente importante que todos sean escuchados. Cuando los Amigos retienen expresiones de desavenencia con la voluntad de evitar la controversia, la unidad que resulta es falsa. La sabiduría colectiva de la Reunión puede ser lograda solamente cuando todos participan en su búsqueda.
         Cuando los Amigos abordan un asunto con puntos de vista conflictivos, ellos se encuentran con el desafío de reunir el conocimiento y la experiencia de todos y de experimentar el gozo de descubrir un nuevo entendimiento que abarque todos estos elementos en una forma mucho mejor de lo que nadie pudo imaginar previamente. Este proceso requiere amor, valor, confianza, y una habilidad para realmente escuchar y cambiar.
         Para llegar a la unidad, los Amigos extraen de sí mismos sentimientos y una comprensión interna contemplativa, no sólo el pensamiento racional. Las emociones honestas son esenciales para el discernimiento pero no debería abusarse de ellas para influenciar la decisión de la Reunión. El tiempo es también esencial para «dar madurez» a decisiones importantes. Algunas veces las decisiones deben ser pospuestas para reflexionar y para permitir que la incomodidad residual salga a la superficie.
         Las decisiones logradas en unidad no son victorias ni derrotas cuando los Amigos permanecen fieles, conservando la unidad en el amor y en el propósito superior de la Junta. Los asuntos conducidos como un esfuerzo corporativo en una Reunión para Acuerdos permiten a los Amigos avanzar con confianza y regocijo. (Ver el Proceso de los Amigos para la Toma de Decisiones)