La Comunidad de la Junta

Yo no creo estar solo en mi certidumbre de que es en mi relación con la gente como las verdades religiosas más profundas, son reveladas.

GEORGE GORMAN, RELIGION AND LIFE, 1982
JUNTA ANUAL BRITÁNICA.
QUAKER FAITH & PRACTICE, 1995 S 10.20

         La Sociedad Religiosa de los Amigos surgió como una comunidad del Espíritu, centrada en una adoración compartida y cotidiana. Desterrados y atacados por la mayoría de la sociedad inglesa, los Cuáqueros desarrollaron una comunidad social y amorosa la cual, al mismo tiempo que no era inmune a las pugnas y al conflicto, apoyaban su crecimiento personal, su interés uno por el otro y su trabajo en un mundo más extendido.
         Ahora como entonces, la comunidad es esencial en la vida de los Amigos y en su crecimiento espiritual. Una comunidad de Reunión fuerte ofrece compañía, recursos para auxiliar amorosamente a aquéllos que lo necesitan y un lugar para probar y para sustentar las guías y los cuidados. La Comunidad se expresa de muchas formas: reuniéndose alegremente para cumplir el trabajo de la Junta, absteniéndose de murmuraciones y descrédito en perjuicio de otros, participando en comités de claridad, proveyendo cuidado pastoral y reflejando los valores de los Amigos en la sociedad más extendida. La Comunidad se expresa también en actividades conmemorativas, sociales y recreativas de la Junta Mensual.
         Aquéllos quienes pertenecen a la comunidad de la Junta, reciben su amoroso cuidado. Cada uno, a su vez, deberá atender a la condición espiritual de otros. Al mismo tiempo que respetan la privacidad de los demás, los Amigos deben tener sensibilidad hacia las necesidades mutuas y estar dispuestos a pedir ayuda en tiempos difíciles.
         Los conflictos y las diferencias son parte de la vida, son un resultado necesario de las necesidades variables, de los propósitos y de las perspectivas de los individuos y de las comunidades. Exponer estos conflictos y diferencias es un paso necesario hacia la empatía, la comprensión y la curación. Los individuos y las Juntas necesitan manifestar los conflictos pronto con un espíritu de buena voluntad y con un deseo de mantener una relación de amor. Cuando la solución no es inmediata, la Junta espera a que la situación se aclare, insistiendo al mismo tiempo en una firme búsqueda por la unidad.
         Al reconocer las necesidades humanas universales; la aceptación, la intimidad y el compartir, así como la soledad, los Amigos se apoyan uno al otro como individuos, parejas y como familias de cualquier manera que éstas estén construidas o definidas. La Junta hace todo lo posible para estar presente con todos sus miembros a través de las diferentes etapas de sus vidas y de sus necesidades específicas – como gente sola o soltera, con pareja o en comunidades más amplias – reconociendo al Divino en cada uno. La Junta puede ser instrumento de «ayuda divina», no sólo para apoyar a los matrimonios bajo su cuidado, sino también para apoyar a gente sola o soltera así como en cualquier modalidad de alianza. Todos nosotros tenemos necesidad de estar solos así como de tener compañía, aunque estas necesidades varían y no siempre se presentan por opción. La Comunidad de la Junta juega un papel vital al mantenerse sensible a las necesidades y circunstancias cambiantes de sus miembros.
         Las familias están construidas a base de fe y amor, no simplemente a base de definiciones legales. Los Amigos experimentan las alegrías y los forcejeos de ser amorosos y fieles en el seno de familias por opción y de familias de origen. Compartir la vida con aquellos que más nos importan, representa una jornada profundamente espiritual cuando nosotros nos esforzamos por vivir vidas de franqueza y de integridad. Darse compañía uno al otro en esta jornada común, es central al significado de la comunidad.
         Los niños traen bendiciones especiales a la comunidad de la Junta. Las Juntas deben aprender a cultivar los dones espirituales en sus miembros más jóvenes, a escucharlos y a aprender de ellos.

Jesús dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no les pongáis obstáculos; porque ellos pertenecen al Reino de Dios. Y en verdad os digo, cualquiera que no reciba el Reino de Dios siendo niño, jamás entrará a él.

LUCAS 18:16-17

         Al abrirse las Juntas mismas a las lecciones que ofrecen los niños, deben también estar atentas a las familias que experimentan las alegrías y las tensiones al educar a sus hijos. Los padres sostienen el desarrollo saludable de las mentes, cuerpos y espíritus de sus hijos. El tiempo y la atención necesarios para esta tarea central, deberían estar protegidos contra tareas menos importantes. Las Juntas deberían compartir estas tareas con los padres y con las familias extendidas para que los niños crezcan en el conocimiento de que ellos ocupan un lugar valioso en la comunidad de la Junta. Todos los adultos en la Junta deberían encontrar formas para involucrarse en las vidas de los niños.
         Al mismo tiempo que los Amigos aprecian a la gente de más edad, en la Junta se les ofrece apoyo cuando ellos se enfrentan a las circunstancias cambiantes de sus vidas y se valúa la sabiduría, la serenidad y el aislamiento que la edad avanzada puede traer. Con gratitud por los recuerdos y bendiciones de sus vidas, los Amigos valúan a la gente mayor de nuevas formas cuando les transmiten sus responsabilidades, asegurándoles un papel continuo en la comunidad de la Junta. Los miembros de edad avanzada pueden ser portadores de sabiduría, de una serena iluminación que reconoce a la Divina Presencia en lo ordinario así como en la profecía, la cual nos llama a salir de lo ordinario hacia una nueva visión del mundo.
         La Junta debe encontrar formas para consultar a sus miembros más experimentados al tomar sus decisiones. Así será más fácil manejar las expectativas respecto a miembros para quienes ya no es fácil llevar platillos a las comidas ni ofrecerse como voluntarios para hacer limpieza, pero cuya compañía, la junta aprecia.
         Al mismo tiempo, la Junta debe acompañar a todos los miembros cuando ellos experimenten transiciones, cambios o una disminución en sus capacidades de cualquier tipo. Estos cambios presentan retos constantes; físicos, financieros y espirituales. La vida de la comunidad puede profundizarse y crecer durante el proceso de enfrentarse a tales cambios.
         La comunidad cuáquera se extiende más allá de nuestras Juntas locales. Históricamente los Amigos han mantenido contacto con el mundo más amplio de los Cuáqueros a través del ministerio viajante, de las intervisitaciones, de la hospitalidad en sus casas y de la participación en las reuniones más amplias de los Amigos. Tal participación a menudo resulta en la profundización de los compromisos individuales y en un sentido más vivo de la comunidad en la Junta local.
         Los Amigos buscan acoger a todas las personas – a todas las criaturas de Dios – en comunidad. De este testimonio y de esta práctica, la comunidad informa al mundo a favor de la paz y de la justicia en el mundo.
         Cuando los Amigos son llevados a acciones en el mundo más amplio, la Junta puede ser llamada, no sólo a discernir los méritos del llamado, sino también para ofrecer apoyo material y espiritual. Las primeras Juntas eran tanto un cuerpo religioso como una unidad económica, que iban en ayuda de miembros perseguidos quienes estaban en riesgo de encarcelamiento y pérdida de sus trabajos y propiedades por actuar de acuerdo a sus creencias. Las Juntas que se han unido en un curso de acción, tal como dar asilo a familias que huyen de la opresión, a menudo han descubierto que su fe se ha profundizado y que su vida en comunidad se ha reforzado. Tales acciones requieren de una participación total, lo cual es, la esencia de la comunidad.