Una Breve Historia de la Sociedad Religiosa de los Amigos

        Una gran explosión de pasión profética se extendió a través de los condados del Norte de la Inglaterra puritana a mediados del siglo XVII como el muro frontal de una marea que todo lo inundaba. Llevaba con ella la convicción total, basada en experiencia personal directa, de que el mundo podría conocer directa e inmediatamente el poder del amor de Cristo y la Luz de su Verdad.
        George Fox, probablemente el más carismático y ciertamente el más influyente de los miembros fundadores del movimiento cuáquero, descubrió después de una larga e intensa búsqueda que ningún sacerdote o predicador podía, como él dijo, «Hablar a mi condición». Él más tarde escribió:
«Entonces, oh entonces, yo escuché una voz que dijo, «Hay uno, aún CRISTO JESUS, que puede hablar a vuestra condición»; y cuando yo la escuché, mi corazón saltó de júbilo.»
        Esta experiencia directa y otras similares formaron el Centro Viviente del Movimiento Cuáquero que surgió en los primeros años de la década 1650 alrededor de las enseñanzas y de la personalidad de Fox. En su sed por lograr la rectitud y en su deseo de ajustar el mundo de acuerdo a la verdad de Dios, los primeros Amigos creían ser llamados para ser los profetas de su generación. Como los profetas Hebreos y Cristianos cuyas vidas ellos conscientemente usaban como modelos, ellos experimentaban a Dios como un poder vivo y lleno de energía que los impulsaba a enfrentarse a instituciones corruptas y a formar comunidades de creyentes.
        Figuras clave en el movimiento cuáquero durante sus primeros días incluían, junto al mismo Fox: al teólogo Robert Barclay, al carismático James Nayler y a los escritores Margaret Fell, Isaac Penington y William Penn.
        Su versión profética llegó pronto hasta otros países. Sostenido por los «Publicadores de la Verdad» como muchos primeros Amigos se llamaban a sí mismos, el movimiento cuáquero se extendió hacia el Sur hasta Londres y hacia el Sur de Inglaterra, al Oeste hacia Irlanda y muy rápidamente a través de los mares hasta Holanda, Alemania, Francia y las Colonias Americanas. En un flujo notable de energía espiritual, los Cuáqueros llegaron a la Nueva Inglaterra puritana en 1656, solo cuatro años después de que George Fox había comenzado su ministerio público.
        El rechazo de los Cuáqueros a la iglesia establecida y su obediencia a la conciencia sobre la autoridad legal, les trajo severas persecuciones, tanto en Inglaterra como en América. Ellos sufrieron frecuentes encarcelamientos, multas y confiscación de propiedad. El Acta de Tolerancia de 1689 finalmente terminó lo peor de estos problemas en Inglaterra; sin embargo, a los Cuáqueros aún no les era permitido el acceso a profesiones o universidades.
        Las colonias variaban en cuanto a tolerancia religiosa. Algunas permitían más libertad religiosa de lo que era posible bajo la estricta Ley Británica. La colonia de Pennsylvania, cuyo dueño era el Amigo William Penn, era digna de mención, aunque no la única, en dar la bienvenida a más de una variedad de creencias religiosas.